Tamaulipas.- Revisando mi página de Facebook me encontré una situación que realmente me pasó, y hoy recuerdo perfectamente.
En la mañana del Sábado 21 de Julio de 2017 acudà al Banco Afirme de Reynosa para cambiar un cheque con el que recién me habÃan pagado.
Luego de entregarlo, para mi sorpresa noté que la joven cajera -me pareció nueva porque se veÃa nerviosa-, empezaba a contar bastantes billetes de $500.
Pensé que tal vez se iba tardar el asunto mientras recordaba que mi cheque era de apenas unos $1,200, por lo que esos billetes deberÃan ser para algún cliente especial del banco.
En eso estaba frente a la ventanilla, cuando la cajera me dice buen fin de semana!, y acto seguido me hace entrega de un sobre transparente donde se podÃan ver un fajo de billetes, quizás serian unos 20 mil pesos.
Claro, para esos momentos era muy tentador - y con tantas necesidades que tenÃa-, pensaba que llevarme esa plata parecÃa una salida increÃble.
Sin embargo, resulta que le dije a la joven que algo estaba mal, y que yo no podÃa recibir el dinero. Extrañada me preguntaba el porqué?, le comente que se habÃa equivocado y que revisara mi cheque.
Sorprendida, apenada o qué sé yo, la cajera hizo una seña al que parecÃa el gerente del lugar , el mismo quien sin mediar palabra alguna empezarÃa a revisar las operaciones de la computadora, mientras una nerviosa cajera de vez en cuando levantaba su mirada como diciéndome gracias.
El gerente nunca se dignarÃa a verme , ni siquiera para saber quien era el imbécil que estaba dejando ir miles de pesos!!!!. en silencio cobré mis casi $ 1,500 pesos y me fui del banco.
De regreso a mi trabajo, no niego que me sentà como que habÃa desperdiciado una gran oportunidad, sobretodo porque tenÃa muchas cosas que pagar y no tenÃa el dinero.
me dije que si yo me hubiera llevado esos miles de pesos, Tamaulipas seria como más peor de lo que estaba, asà que continué mi camino.
Hoy en este naciente 2020, lo recuerdo porque estoy convencido que cuando haces buenas acciones, pues te va mucho mejor.
Asà que solo puedo decirles que si queremos un cambio, en lugar de lamentarnos, deberÃamos empezar por nosotros mismos.
Por cierto, del gerente ni las gracias recibà - y de hecho de nadie, en esa extraña mañana- , pero con el solo hecho de saber que lo hice, para mi es suficiente.